Cuando pensamos en el éxito, hay varias maneras de conectar con ello. Podemos pensar en el éxito monetario, en el éxito relacional, en el éxito como logros personales… en estos minutos de lectura te invitamos a conectar con varias aristas que componen ese famoso “éxito” y posiblemente podamos ampliar la percepción de sentirnos una persona exitosa.
Profesión: aquello a lo que me dedico, donde sé que tengo habilidades estudiadas y entrenadas; un espacio de despliegue y de acción donde materializamos eso que nos planteamos como “objetivos”. Es lo que nos da, en la mayoría de los casos, la remuneración económica.
Vocación: por lo general es un potenciador en la profesión porque se trata de lo que nos “nace” naturalmente. Eso que nos motiva a ponernos al servicio de los demás a través de la profesión, oficio, etc.
Pasión: es lo que nos pone en movimiento, lo que nos deja con la sensación de plenitud al hacerlo. Eso que amamos hacer y que nos pasarán las horas haciéndolo sin que nos demos cuenta. Puede ser que en momentos de la vida, sobre todo cuando la profesión se vuelve demandante, dejemos de lado estas actividades. ¿Sabes cúal es tu pasión?
Misión: lo que tengo para entregar al mundo, lo que percibo como “necesario” de hacer para cumplir mis objetivos. El fin último de mi accionar. Ocasionalmente nos pasamos tiempo “buscándola” y cuando no existe este fin, puede aparecer una sensación de vacío o de hacer por hacer.
Entonces ¿Cómo sintetizar estos puntos y sentirse exitoso?
Probablemente alguien que sólo se dedica a una de estas partes, se encontrará con una sensación de “falta”. Si me dedico a lo que amo, Pasión + Visión, viviré desde el deleite, pero ¿Hay allí una remuneración? En el caso de quienes se dedican a su profesión dando lugar a la pasión pero sin mirar la propia misión y vocación, la satisfacción tendrá un posible “obstáculo”: el cansancio, estrés. Cuando la pasión y la misión no aparecen hace su aparición la comodidad. Profesión + vocación llevan a una cierta zona de confort que luego de un tiempo comienza a incomodar. Por último, imaginemos un escenario de total emoción porque la vocación y la misión tienen espacio pero la incertidumbre es grande por la ausencia de una profesión, oficio o algo que las nuclee y las sustente, o de una pasión que las fortalezca.
La invitación es integrar todas estas aristas… paulatinamente, como un camino de crecimiento y de reencuentro con lo que a cada quien moviliza.
Para iniciar puedes responder con sinceridad y autenticidad estas preguntas:
¿Qué es lo que amo hacer? ¿Qué es lo que el mundo necesita de mí? ¿Qué es lo que esas personas pueden pagar? ¿En qué me considero hábil?
Es necesario tomarse tiempo, tiempo para recordar, para reconectar y cuando ya estén las respuesta a esas 4 preguntas probablemente aparezca una pista más cercana de cómo quiero ejercer mi profesión.
Eso impulsará el crecimiento de mis proyectos.
¡Anímate a habilitar un servicio y sentir éxito por estar donde sea que elijas estar desde la plenitud!